La suspensión del BEF plantea de nuevo la cuestión del óptimo funcionamiento de tres instituciones básicas: el seguro de depósito, la inspección y la corporación de salvamento. Estas instituciones son indispensables pero también defectuosas por lo que los anglosajones llaman "moral hazard" o abuso del asegurado. Se comenta que el economista Friedman demostró que la crisis de 1929 partió de la incapacidad de la Reserva Federal de conjurar el pánico bancario.