Un juzgado de Los Angeles ordenó pagar a la compañía General Motors 793.000 millones de pesetas a seis personas que sufrieron graves quemaduras en un accidente, cuando el coche en el que viajaban fue alcanzado por detrás por otro vehículo. El jurado encontró responsable a la compañía porque consideró que la situación del depósito de combustible facilita una explosión de la gasolina en caso de accidente.