Un camión invadió el carril izquierdo de la carretera y chocó frontalmente contra un autobús. En el siniestro han perdido la vida 27 personas, la mayoría jóvenes entre 14 y 16 años. Se están investigando las causas del suceso. Las autoridades esperan que los tacógrafos descubran algunas incógnitas. Alguna hipótesis sería la distracción del conductor del camión o un fallo mecánico. No hay señales de frenada en la calzada, aunque sí la marca de unos cinco metros del derrapaje de los vehículos al estrellarse. Tras el impacto frontal y lateral del camión en el autobús, el autobús salió despedido cayendo por un terraplen a unos cuatro metros de profundidad con varias vueltas de campana. El camión quedó a diez metros del autobús. Ambos quedaron destrozados, debido al tonelaje de ambos y a la velocidad a la que ambos circulaban (si cada uno iba a 60 km/h., el choque se produjo a 120 km/h. Cualquier sistema de seguridad a esa velocidad y con esa masa es inútil. Las carrocerías no están preparadas para semejantes impactos. Según la Guardia Civil, ambos vehículos cumplían con todos los requisitos para circular, y tenían todos los papeles en regla. El tramo donde se produjo el siniestro tenía el firme en buen estado y una visibilidad perfecta, aunque había una ligera pendiente. No parece que la causa haya sido por ir a una velocidad excesiva.