El Gobierno portugués vetó el acuerdo BSCH-Champalimaud el pasado 18 de junio, alegando que la operación impedía una gestión "sana y prudente" del grupo y argumentó que el pacto no le había sido comunicado y era contrario a la Ley. La Comisión Europea pidió explicaciones sobre este veto, manteniendose firme en su posición de apoyo al acuerdo. Tras cuatro meses de batalla e intensa presión por parte de las autoridades portuguesas, Champalimaud declaró por primera vez la hipótesis de aceptar la OPA realizada por su competidor el BCP, aliado del Gobierno. Es difícil imaginar que el BSCH vaya a arrojar totalmente la toalla en Portugal, un mercado que considera estratégico. El banco Totta podría ser la clave pues, si el BSCH lanzara una OPA sobre él, se acabarían las reticencias de los accionistas minoritarios, pues pasarían a ser partícipes del acuerdo. Incluye cuadro con los cruces accionariales entre los implicados.