Cuando una empresa ofrece un seguro médico a sus empleados aumenta su motivación, reduce el absentismo laboral y puede deducir el gasto. El trabajador, por su parte, accede a la sanidad privada de una forma más económica y aprovecha las ventajas fiscales. Por otra parte, aunque la compañía no ofrezca un seguro médico, los empleados están cubiertos por la cobertura de contingencias comunes en caso de sufrir un accidente laboral o padecer una enfermedad profesional.