Introducción En el número de abril de esta revista comentábamos una sentencia (STS de 5 de abril de 2007) en la que se enjuiciaba la posible responsabilidad civil de quienes intervinieron en una transfusión de sangre que a la postre resultó contaminada con el VIH. Un supuesto similar al de la sentencia que ahora comentamos, sólo que aquí la sangre estaba contaminada con hepatitis C. El motivo principal de que hayamos decidido comentar esta sentencia reside, entre otros motivos, en la desigual solución que el Tribunal Supremo da en uno y otro caso. En el primero, el estado de la ciencia no permitía a los médicos actuantes detectar que la sangre estaba contaminada. En el supuesto que ahora comentamos, sí existían los conocimientos necesarios para su detección. Pero no es sólo el análisis de esta cuestión lo que motiva su comentario. Además, en la sentencia se lleva a cabo un exhaustivo interesante análisis acerca de los criterios por los cuales cabe imputar responsabilidad civil a la aseguradora de asistencia sanitaria.
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