Don Pedro Jesús y Don Ambrosio habían invertido unas cantidades de dinero en la sucursal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid (en adelante, CAJAMADRID) en Alcázar de San Juan. El director de la sucursal, D. Cesareo, fue trasladado a Ciudad Real y aconsejó a los dos inversores que gestionaran sus fondos en la sucursal que él dirigía en dicha ciudad. Les ofreció una rentabilidad del 19%. Los demandantes realizaron una serie de inversiones, con entrega acreditada de dinero en documentos de CAJAMADRID. En noviembre del año 1992, el Sr. Cesareo fue cesado en la sucursal de Ciudad Real por haber realizado manejos de dinero no claros. Al reclamar los demandantes en este pleito, don Pedro Jesús y don Ambrosio, la devolución del dinero depositado en la sucursal que hasta aquel momento había dirigido el Sr. Cesareo, CAJAMADRID alegó que no tenía constancia de que se hubiera entregado el dinero, ni tan solo que se hubiese depositado.