El autor comenta el caso del Canal de Isabel II, que ha vendido su base de datos de clientes a alguna aseguradora para que promocione sus productos, y ha enviado una carta a dichos clientes explicándoles que, si no comunican su desacuerdo, sus datos serán cedidos para ofrecerles publicidad de seguros de hogar y asistencia sanitaria. Para el autor, esta política contribuye a la mala imagen del sector ya que las compañías usan datos particulares que han sido recogidos de manera obligatoria para recibir un servicio básico (el agua, en este caso), sin el consentimiento expreso de los afectados.