El autor aborda el renovado interés de las aseguradoras en la gestión del fraude ante el contexto económico, el incremento del fraude y la fuerte presión competitiva, mediante la implantación de mecanismos de detección por parte de las aseguradoras. Con todo, se destaca que los avances no siempre han resuelto todas las variables de la ecuación, aunque se subraya el hecho de que el número de casos de fraude detectados por las compañías está creciendo significativamente. Se aboga en que, para reducir las oportunidades de realizar fraude, se deben de seguir medidas organizativas, operativas y tecnológicas. También se alude a algunas de las soluciones integrales que aumentan la precisión en la detección.