El autor considera que estamos viviendo las consecuencias de un modelo de sociedad insostenible, insolidaria y con un altísimo déficit de principios, y no tan solo una crisis económica. Entiende que la nueva sociedad del bienestar se sustenta no solo en los derechos de la ciudadanía, ni en los derechos en nuestro ámbito de nación o estado, sino que se tiene que fundamentar en el equilibrio de derechos y compromisos. En esta línea, entiende que los fundamentos de empresas y de las entidades de todo tipo tienen que cambiar y tomar en consideración el sentir del nuevo modelo de sociedad que se está construyendo. Por ello, considera que debemos de ampliar los elementos que hasta hoy considerábamos, incluidos los términos de responsabilidad social corporativa, debiendo por tanto regenerar también este concepto y la función que lo sustenta en las empresas. Es de la opinión que la búsqueda del bienestar y la felicidad la tenemos que encontrar en todos los ámbitos (en el entorno personal y en el social). Por ello, considera que desde el mundo empresarial también se debe dar respuesta sin esperar a los gobiernos. El compromiso social corporativo llevará a una sociedad fuerte, justa y sustentable.